En muchos de nosotros queda un pensamiento latente al rememorar la situación de "Alto el Fuego Permanente" que se vive en el País Vasco, un escalofrío recorre nuestro cuerpo al imaginar como es denigrado el hijo de la concejala del Partido Popular que cada mañana debe levantarse y afrontar la realidad, su madre es una de las pocas valientes que se atreve a luchar por la libertad que su hijo por desgracia no puede disfrutar ya que al llegar al colegio las burlas, el aislamiento y demás aptitudes vejatorias son un obstáculo a superar cada día, apesadumbrados observamos el fruto del odio que han mamado los jóvenes vascos desde pequeños, mostrando en la mayoría de los casos un total desprecio a todo lo que no comulgue con el nacionalismo radical.
Algo parecido puede suceder en Cataluña y no me refiero precisamente a que el sustituto de Copito de Nieve nos tire plátanos por no hablarle en catalán. De todos es sabido la persecución lingüística que sufren los castellanoparlantes en tierras tripartitas, pero lo que estamos observando en los últimos meses es una persecución política en toda regla cuyos principales protagonistas son jóvenes intoxicados tras años de reeducación mental, salen en caza del "fascista" ignorando que ellos mismos poseen características propias de las juventudes hitlerianas. Con la agresión sufrida hoy por la edil Dolors López asistimos a un nuevo episodio de violencia injustificada que busca la implantación de un pensamiento único con su consecuente pérdida de libertades. Curiosamente, cuando los "fascistas" "agredieron" al señor Bono hubo rápidas diligencias que luego se demostraron sesgadas y faltas de toda base, los agresores de hoy siguen en casita...