En el aniversario de la proclamación de la II República Española, reproduzco un fragmento del libro "Roquetas de Mar 400 Años de Historia" del ilustre Gabriel Cara Fernández, que por su contenido y a pesar de adolecer de cierto sesgo, podría referirse a hechos acaecidos recientemente."Tras el resultado favorable a las candidaturas republicanas en el medio urbano, las masas se echaron a la calle y, en pocas horas, se pasó de una decrépita y desprestigiada Monarquía encarnada por Alfonso XIII (que falto de apoyos abandonó el país por Cartagena y se instará en Roma), a una entusiasta y apoteósica República, la segunda que se experimentaba en España. La implantación del nuevo régimen republicano el 14 de abril de 1931 fue acogida con gran alegría y alborozo por la práctica generalidad del país. Las manifestaciones jubilosas se producían en las grandes capitales y en los más apartados rincones del territorio, donde se tenía la esperanza de que este régimen democrático emprendería el urgente camino de las grandes transformaciones que necesitaba España para mejorar suposición en el mundo, colmar las ansias de libertad de sus ciudadanos y, especialmente, implantar una verdadera justicia social que acabara con las duras condiciones de vida de los trabajadores y los humildes.
El Ayuntamiento elegido de las urnas del 12 de abril se instala 4 días después (1 6-IV-1931 ): "Siendo las cuatro de la tarde, y previamente convocados por el Secretario del Ayuntamiento, cumpliendo órdenes telegráficas del Excmo. Sr. Gobernador Civil recibidas en este día, se reunieron los señores Juan González Vizcaíno, O. Luis Gómez Yborra, D. Manuel Marín Salinas, D. Joaquín Ojeda Oliver. D. José Ojeda Martínez, D. Antonio Tortosa Ojeda, D. Emilio Marín Salinas, D. Juan Ojeda Oliver, D. Juan Pomares Gómez, O. Cristóbal Giménez León, O. Juan Rodríguez Bonachera, concejaies proclamados por la Junta Municipal del Censo Electoral el día 5 del actual con arreglo al art. 29, de la Ley Electoral, los cuales tomaron asiento en los escaños del Consistorio Municipal y, una vez instalados, el Secretario que refrenda dio lectura del telegrama recibido ordenando la constitución inmediata de este Ayuntamiento con los concejales elegidos, quedando desde este momento posesionados en sus cargos".
Con la entrada de la República se constituyen las nuevas autoridades, se confecciona la bandera española tricolor y al mes siguiente, han de solucionar una huelga de obreros que había surgido en Aguaduce, Hortichuelas, Campillo del Moro y Algaida, quienes solicitaban aumento del jornal y ocho horas de trabajo. No hubo alteraciones de orden público y sí manifestaciones de simpatía.
Uno de los aspectos más llamativos fue el empeño de aquellos roqueteros republicanos en cambiar el nombre de las calles. Traemos aquí algunos ejemplos de todo el periodo 1931 -1936. A la plaza de los Gallardos se le pone el nombre de Javier Cervantes, por los servicios que este señor ha prestado a esta población. En Septiembre de 1931 se volverá a cambiar el nombre por el de Doctor Marín Amat. Antes, en Abril de 1931 la plaza de la Constitución será llamada plaza de la República. En Diciembre del 31, el concejal Hernández López manifiesta “que existen tres hijos del pueblo que, por sus dotes y virtudes, son acreedores de que sus nombres se perpetúen, y que por ello propone que a la calle del Puerto se le denomine Avda. de D. Juan Bonachera; la de San Bernardo se le llame de D. Nicolás Navas, y la Libertad, calle Rogelio Pomares. En 17 de Diciembre de 1931, conocido el asunto en el pleno. “y tras amplia discusión, se acordó, con el voto en contra del Sr. Martín Gonzálvez, poner el nombre de Avda. D. Juan Bonachera a la calle del Puerto y calle de D. Nicolás Navas a la de San Bernardo, y por el Sr. Alcaide se proceda a dar cumplimiento a este acuerdo adquiriendo y fijando en sus sitios correspondientes las placas que así lo indiquen.
Pero los cambios no terminaron ahí. Conforme se avanzaba en la radicalización, tras el triunfo del Frente Popular, el 21 de Abril de 1936, a la calle de la Libertad se le da el nombre de Galán y García Hernández.
Además, el Sr. López Saldaña manifiesta que deben desaparecer los nombres de otras calles que llevan los nombres de Santos. Con este motivo se produce un debate en el que toman parte otros concejales, quedando acordado por último las siguientes propuestas: el Sr. Magán Muyor, que la calla llamada de San José se llame de García Hernández; el Sr. López Saldaña, la del Rosario, Gabriel Pradal; el Sr. Indalecio Álvarez, la de la Virgen del Carmen en la Barriada de Aguadulce, Pasionaria; el Sr. Alcalde, la de San Antonio, Sargento Vázquez; la de Santa Ana del Puerto, Manuel Azaña; la del Faro del Puerto, Luis de Silva."
El baile de nombres continúa y podría hastiar al lector, pero para ilustrar el ansia "renombrista" de la corporación municipal comentar que se invió a Dolores Ibarruri al descubrimiento de su correspondiente placa aunque el comienzo de la Guerra Civil diera al traste con las intenciones de los ediles del Frente Popular y el zócalo fuera descubiero sin la presencia de la Pasionaria.