Si actualmente nos encontramos ante la cesión de competencias estatales ante un organismo supranacional como es la UE, resulta paradójico cederlas a su vez a instituciones menores, atomizando así el poder legislativo e impidiendo que se produzca una labor uniformadora que nos lleve hacia la igualdad, tanto en derechos como en capitales.
Como es legítimo otras comunidades han anunciado su intención de seguir la estela catalana y conseguir así una mejora en sus asignaciones económicas, Baleares ya ha se ha puesto manos a la obra y espera conseguir con su reforma un aumento de miles de millones de euros en el montante que recibe del estado, claro está, los demás no somos tontos y no podemos ser los patitos feos.
Con esta guisa lo único que estamos consiguiendo es romper el espíritu con el que nació la Unión Europea, la igualdad entre pueblos que comparten una misma cultura y conviven en una misma región geográfica. Siguiendo elementales reglas aritméticas podremos concluir que si todas las comunidades esperan recibir más dinero asaltando para ello la agencia tributaria estatal, por algún lado alguien debe recibir menos, y por supuesto serán las comunidades cuyos partidos políticos sean más serviles para con el gobierno.