Los principales medios de comunicación locales traen hoy como noticias destacadas artículos relacionados con la inmigración. Por un lado nos encontramos con la denuncia hecha por el Defensor del Pueblo Andaluz sobre los guetos creados en la provincia, habitados principalmente por inmigrantes no regularizados. Por el otro lado se nos informa sobre la presencia de imanes radicales en las mezquitas de nuestra tierra.
A priori no tendrían demasiada relación entre sí, pero reflexionando brevemente nos damos cuenta como su combinación puede ser catastrófica. La situación en la que viven estos inmigrantes les pueden llevar hacia posturas radicales ya que encuentran en ellas un bálsamo para su desesperación sobretodo si hay personas que les infunden ideas maliciosas aprovechándose de su debilidad.
Hoy por hoy la sociedad no puede absorber estos guetos, el cupo de regulaciones se ha cerrado y la única forma de hacerse con papeles es que un empresario los contrate y posteriormente sea denunciando, caso bastante improbable gracias a la concienciación de los empresarios. La única solución es devolverlos a sus lugares de origen, para ello el gobierno central debería tener una tolerancia cero en estos casos y organizar un operativo especial que permita terminar con este problema de una vez por todas.
Es necesario en los tiempos que corren un control minucioso sobre los líderes religiosos ya que ninguna religión ni movimiento debe amparar la muerte de seres humanos para beneficiar su particular causa. No sería baladí implementar en el sistema judicial herramientas que permitan alejar a estos líderes de su execrable labor o incluso, como ha ocurrido en el Reino Unido, expulsarlos del país.
No debemos olvidar nuestra responsabilidad, hagamos lo posible por la integración de los inmigrantes, empecemos por nuestros vecinos, por el dependiente de la tienda de la esquina, por el compañero de colegio de nuestros hijos y exijamos a las autoridades locales un esfuerzo especial para hacer de estas personas un ciudadano más.